Puesto que la clave de nuestra prosodia está en lo peculiar de su acento, comienzo por definirle con los más modernos distinguiendo los acentos tonico é intensivo. Todavía hay quienes solo llaman acento al refuerzo de emisión de voz, pero para no disputar de solos nombres, tengamos en cuenta además este otro fenómeno de la altura o acento melódico, que corresponde al acento agudo de los clásicos.
Según esto ¿existen esos dos acentos en vascuence? - Para responder a esta pregunta tomo pie de algunas afirmaciones encontradas de varios autores nuestros: el vascuence carece de acento ; en vascuence existe el acento. Por afirmaciones como estas, y por diversas experiencias me inclino a que no existe el moderno ó intensivo, pero sí el tónico.
¿Qué reglas observa el vasco en la distribución de él? - Para satisfacer á esta difícil cuestión, divido la materia en la forma siguiente: acento en la palabra suelta; acento de ella en la frase y en el periodo. N.B. Siempre que digo acento simplemente, entiendo el agudo ó tónico, no el intensivo.
En las palabras de tres y más sílabas, se dan de ordinario dos acentos que llamo inicial y final por hallarse en la primera y última sílaba. Estos dos acentos parecen ser de la misma altura, aunque el final nos haga la ilusión de ser más alto. Una excepción hay, y es el caso de la homonimia. "Gizonak esan du" (sin acento final en nak)= el hombre lo ha dicho. "Gizonak esan dute" (con acento final)= los hombres lo han dicho. N:B. Entiéndase esto, pronunciado como en mi región. No importa que en otras sea viceversa, el agente singular con acento y el plural sin él: de ambas maneras se evita la equivocación, y nuestra prosodia tiene libertad para ello. Aquí procuro conciliar las opiniones de los Sres. Inchauspe, Campión y Arana sobre el particular.
En las palabras de cuatro ó más sílabas, y en general, en las compuestaas de varias raíces damos otro acento dominante que de ordinario le fijamos en la sílaba final de la primera componente v.g. Zumarraga, Arrazola, cuya trascripción castellana más aproximada me parece ser Zumárraga, Arrázola, contra lo que algunos opinan. De todos modos es indiscutible que en tales palabras existe ese tercer acento aunque haya variedad en el fijarle. Nuestros acentos no deben representarse gráficamente como los intensivos de otras lenguas. De lo contrario sucedería lo que en algunas gramáticas y catecismos americanos hechos por misioneros se observa que pusieron a una sola palabra dos y tres acentos iguales ignorando la índole de aquellas prosodias. La trascripción más fiel del euskera, caso de fijárse acentos, sería la clásica griega en sus acentos agudo y grave, haciendo rara vez uso del circunflejo. Pero aun esto sería imposible, pues, como puede cada uno observar, en palabras más largas, sin acudir ya a la frase ni al periodo, dudará donde ha dado el acento o acentos: una vez le parecerá que le ha dado en tal sílaba, otra vez le parecerá que en tal otra, y si va repitiendo en voz alta un mismo ejemplo acabará por dudar y desconfiar de tan caprichosa prosodia que no quiere sujetarse al análisis.
Acento en la frase. Los acentos fijos en la frase, son tambien el inicial y el final de ella, lo cual se comprueba entre otras maneras, con frases castellanas pronunciadas por netos vascos, v.g. él padre me ha dicho ý. Los demás son variables menos en los fenómenos de la equivocación sea la homonimia, sea lo que pudiéramos llamar homófrasis. En efecto, la frase "ama etorri al da?" puede significar dos cosas. Poniendo el acento más agudo ó dominante en al significa (en la región del que esto escribe)= ¿Ha venido acaso la madre? Poniéndole en cambio en to significa= ¿es acaso la madre la que ha venido? Fuera de estos casos el acento puede caer en cualquier palabra, según la importancia de la idea, y más aun, en cualquiera de las sílabas de una misma palabra, cuando esta se halle en distintas frases. Las palabras pues dentro de la frase pierden su personalidad. A veces perderán el acento inicial que les correspondiera aisladas, otras veces el final, excepto como se ha indicado la primera y última sílaba de la frase. De aquí adelante el análisis es muy difícil por más sutil oído que uno tenga. He experimentado (pueda ser que sea ilusión) que desde el comienzo de la frase o del periodo hasta la altura máxima, se van perdiendo los acentos finales, y viceversa desde esa altura los iniciales, como al subir una cuesta avanzáramos en virtud de un impulso primero, y al bajar de ella nos abandonáramos espontaneamente hasta llegar al apoyo final.
Acento en el periodo. Nada especial hay que notar de las palabras en el periodo,que no se haya dicho en la frase. Lo importante aquí es descubrir el caracter de nuestro periodo para conclusiones posteriores. Dejando aparte discusiones antiguas acerca de la esencia del periodo, y definiéndole nominalmente con relación a la musica ó melodía, entiendo por periodo una curva melodica completa caracterizada por los tres elementos descritos antes: parte ascendente comenzando desde el acento inicial; acento dominante, parte descendente que termina en el acento final. Segun esto en frases no muy largas puede haber periodo. Aunque la parte ascendente y descendente que se pueden señalar en él, se parezcan a la prótasis y apódosis, sin embargo no hacemos pausa en la altura dominante, ni en las comas de los miembros. Nuestro período es un todo melódico ligado y rápido y por consiguiente breve. Sin embargo tiene mucha amplitud de escala. Por la misma rapidez del periodo, no podemos separar en la pronunciación un verso del otro, porque se interrumpe la melodía que gradualmente avanza hasta la altura mayor, y baja de la misma manera. Esta es la causa de no poderse recitar los versos v.g. del zortziko sin alterar totalmente nuestra prosodia. No he oido recitarlos sino fijándoles acentos intensivos a la castellana.
De esta prosodia melódica se deduce que no es propio de nosotros el verso moderno. Queda excluida la rima por ser esencial en esta el acento intensivo. Por consiguiente tampoco cabe la estrofa regular al menos para recitada; para cantada sí, cualquiera que sea la combinación. El compositor músico es libre de aplicar el acento donde se le antoje, sin peligro de que disuene como en castellano v.g. córazon, súltana. Las estrofas que usamos se han introducido por influencia del canto. Nuestra estrofa zortziko (no hablo del compás porque esto les toca a los músicos) es la misma alejandrina francesa, y esta tiene su origen en una combinación del ritmo trocaico usada por los autores de la decadencia latina.
Si desterramos el verso y la estrofa ¿cual deberá ser la forma externa de nuestra poesía? Se ve por de pronto que la base metrica debe ser distinta por ser distinta la prosodia. Pongo pues la siguiente que no me parece descabellada: tómese como mera hipótesis. Igual amplitud de escala con igual cadencia. La fundo en que asi como en latin la cantidad de tiempo de las tres sílabas del dáctilo es igual a la de las dos del espondeo; y la esdrújula, llana y aguda, finales de verso castellano valen lo mismo; así puesto que en menor número de sílabas puede caber el mismo intervalo, ser esta la base, en combinación no rítmica de verso con verso, sino de hemistiquio con hemistiquio, cada uno de los cuales sea una frase ó período de semejante cadencia. Sería curioso el estudiar si al paralelismo ideal de los hebreos acompañaba también el melodico en esta forma. Suscite Dios hombres laboriosos que emprendan profundas investigaciones en esta interesante materia.
No en todas nuestras comarcas se halla la prosodia nuestra tal como aquí la hemos presentado. En algunas de ellas fijan los acentos intermedios; en otras á causa de un excesivo canturreo tienden á prolongar las sílabas y á fijarlas acentos intensivos.
Apunto finalmente varios capítulos de observación para el que quiera hacer estudios ulteriores. 1) Relación del acento con la sintaxis. 2) Aglutinación explicada por esta prosodia melódica. 3) Tenacidad en conservar las vocales y al contrario, tendencia á eliminarlas y á agrupar consonantes cuando se fija el acento intensivo. 4) Analogía entre la prosodia actual de algunos pueblos de Navarra y la prosodia clásica latina etc.
Hasta aquí llega mi esfuerzo. Bien satisfecho me vería si otros más diestros se excitaran á estudiar el acento vasco.
Nicolás Ormaechea, S.J.